Comentario
En la Alemania contemporánea la situación es distinta a la de Francia, aunque de gran interés. Son las ciudades de la Hansa, las grandes obispales, etc., las que capitalizan los mejores encargos. Por tanto, pasamos del libro ilustrado al retablo pintado sobre la tabla. El Jardín del Paraíso (Museo de Franckfort) es una obra significativa de lo mejor que produjo Alemania; es una trasposición del lenguaje cortesano al ámbito de la alegoría para un público más amplio: Un "locus amoenus" y también un "hortus conclusus" artificioso es el marco en el que se despliegan personajes y grupos con un evidente carácter de lectura simbólica. Cuando se llega a esto (hacia 1410-1420), la pintura alemana ha hecho un amplio recorrido.El Maestro Bertram está en el comienzo, activo especialmente en Hamburgo, donde morirá hacia 1414-1415. El retablo de San Pedro de Hamburgo (Museo de la Ciudad) se hace entre 1379-1383, y presenta esos personajes típicos, cortos de talla, grandes de cabeza, de gesto repetido, en un ambiente casi inexistente, animado por los fondos de oro.En la época plena sucede a Bertram en Hamburgo el Maestro Francke, pintor mucho más dotado, pero heredero indudable de su forma de hacer. El retablo de Santa Bárbara (Museo de Helsinki) podría haber estado en Finlandia desde tiempos muy antiguos, muestra de las líneas artísticas que promueve el comercio. Se fecha a comienzos del siglo XV, mientras el de Santo Tomás (Museo de Hamburgo) sería posterior.En Dortmund, potente ciudad hanseática, vive Conrado de Soest, al menos desde 1394. Hacia 1403-1404 realiza su gran retablo de Wildungen, aún in situ. Como todos los maestros alemanes concede una gran importancia al oro, pero sin que por ello deje de crear un cierto ambiente por el que transitan los personajes. En ellos obtiene una síntesis entre el lujo y la elegancia del internacional y una cierta corpulenta monumentalidad servida por un excelente oficio.La ciudad de Colonia es una de las que tiene un papel preponderante en Alemania desde época otoniana. En ella coincide un obispado poderoso con una burguesía mercantil importante. La pintura que se lleva a cabo se ha calificado de conservadora y abunda en épocas anteriores. Varios pintores de delicado oficio se definen por su agrupación estilística. El Maestro de la Verónica trabaja hacia 1400 y su nombre se debe a una bella tabla en la que este apócrifo personaje sostiene el lienzo con la cabeza de Cristo, ante una multitud de menudos ángeles (Pinacoteca de Munich).En cierto modo, el heredero del Maestro de la Verónica y de la tradición de Colonia es Esteban Lochner, cuya actividad y forma de hacer lo sitúan como figura puente con el pasado y anuncio del arte posterior. Los documentos lo citan entre 1442 y 1451, año en que muere. Seguramente debió comenzar mucho antes y, aunque originalmente viene de fuera, adapta el lenguaje aprendido a lo propio de Colonia. Su Virgen de los Rosales (Museo Wallraf-Richartz, Colonia) fue considerada como un paradigma de la antigua pintura alemana. No sabemos exactamente su fecha, pero es claro que el artista recreó conscientemente un clima que corresponde al internacional de Colonia. En su Juicio Final, que se dice pintado hacia 1435, sin embargo, se hace eco de los cambios, haciendo uso de su excelente oficio. El Retablo de los Patronos de Colonia (catedral de Colonia) es un encargo con carga religiosa, pero también social. Es uno de sus trabajos más importantes, que contemplado por Durero en su visita a la ciudad, nos dejó su impresión sobre él.Inglaterra tiene un arte del color relativamente irrelevante si recordamos el brillante pasado anterior a la Peste Negra. No obstante, al comienzo del internacional y a lo largo de varios años se van produciendo algunos manuscritos interesantes. Por ejemplo, el "Liber Regalis" (Abadía de Westminter) se ha fechado algo después de 1382, suponiendo que su ilustrador fue un bohemio. Las razones que se aducen son las siguientes: el rey Ricardo II se casa con Ana de Bohemia y con ella llegan miniaturistas. Además, estilísticamente se asemeja a obras de aquella procedencia. Aunque ambos casos son ciertos, no lo es tanto que necesariamente sea un bohemio el artista, sino que refleja influencias bohemias fácilmente explicables.Es de destacar que en Inglaterra se pueden identificar varios miniaturistas que firman obras. Así, podemos comprobar que sigue existiendo el clérigo que vive de la ilustración del libro, cuando sabemos que John Siferwas era dominico y autor parcial del Misal de Sherbone (Ainwick Castle), manuscrito suntuoso en su ornamentación marginal. Para algunos, no obstante, es mejor Herman Scheerre, que colabora en otro gran proyecto, el "Salterio" y "Libro de Horas del duque de Bedford" (British Library). Su promotor es aquel gobernador en París que encarga a un taller parisino un Libro de Horas que da nombre al artista directo.Con todo, la pieza maestra, misteriosa, sin precedentes y difícil de clasificar, es el "Díptico Wilton" (National Gallery, Londres) donde hacia 1395 se ve a Ricardo II presentado por sus santos patronos, los reyes Edmundo y Eduardo el Confesor y el Bautista, y a la Virgen rodeada de ángeles. Está pintada por el reverso con un ciervo y señales heráldicas. Es de una sutil delicadeza, realzada por una refinada paleta. No se sabe quién la pintó y hasta se duda que sea inglés. No existe una escuela o grupo de pinturas semejantes, pero lo cierto que los intentos de hacer francés al pintor no han dado resultado.